EL DOLOR DE LA RUPTURA
- Yanny Barrios
- 25 abr 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 31 may 2024
El dolor del divorcio ha sido uno de los momentos más difíciles que he tenido que enfrentar. Cada día se asemejaba a transitar por un campo minado lleno de emociones intensas, sin saber cuándo o dónde estallarían. La sensación de pérdida era abrumadora, como si una parte vital de mí hubiera sido arrancada. Para mí, el divorcio no solo implicaba la separación de una persona, sino que también representaba la pérdida de un sueño, la ilusión de tener una familia y la esperanza de experimentar la paz y la plenitud con mi pareja elegida.
Sentimientos de tristeza, confusión, ira y desesperación se entrelazaban constantemente, dejándome exhausta física y emocionalmente. Cada recuerdo compartido, cada sueño compartido, se convirtió en una daga que atravesaba mi corazón. A pesar de haberlo intentado con todas mis fuerzas, el matrimonio no había resistido las pruebas del tiempo y la adversidad. Sentí que había defraudado a todos los que creían en nuestra relación, incluyéndome a mí misma. La autoestima se desplomó y me encontré luchando contra la voz interior que constantemente me recordaba mis supuestos errores y defectos sintiéndome poco merecedora de amor.
Durante años, me había definido en gran medida por mi anhelo de tener una familia perfecta. De repente, me vi enfrentando la realidad de tener que reconstruir mi vida desde cero, redescubriendo quién era realmente fuera de esa relación. La incertidumbre sobre el futuro y el miedo a la soledad se apoderaron de mí, sumergiéndome en una oscuridad que me paralizaba.
Poco a poco comencé a darme cuenta de mi propia fuerza y resiliencia. Acepté que el proceso de sanación no sería fácil ni lineal, pero estaba decidida a encontrar la luz al final del túnel y que solo dependía de mi hacerlo. Empecé a dar pasos firmes y a pesar de las caídas, me levantaba con la convicción de que ese dolor pasaría.

Con el tiempo aprendí a llevar ese vacío con gracia y dignidad, se convirtió luego en espacios de crecimiento y transformación exponencial. Aprendí lecciones valiosas sobre el amor, la pérdida y la fortaleza interior que nunca habría aprendido de otra manera.
Aunque el camino fue difícil, ahora puedo ver que la adversidad también trae consigo oportunidades para el crecimiento y la renovación. Y eso, en sí mismo, es un testimonio de mi fuerza y resiliencia.
Es importante recordar que este dolor es una parte natural del proceso de sanción, que experimentar emociones constantes es normal, y que no podemos definir nuestra valía por el "fracaso" de una relación. Ver un divorcio como una oportunidad de crecimiento personal, puede ser un gran aliado en tu proceso. Más allá de enfocarte en el fracaso, puedes cambiar la perspectiva a ver en todo caso la oportunidad que esto puede representar para ti. No te castigues, vive tu proceso.
LLora, cuando tengas que llorar, para cuando tengas que parar, pero dale un tiempo a ese sentimiento para que no se salga de tus manos. En este proceso es fundamental la aceptación de los sentimientos. Permítete sentir todas las emociones que surgen tras una ruptura o divorcio. Negar o reprimir estos sentimientos solo prolongará el proceso de sanación. En lugar de eso, date permiso para llorar, sentir rabia o experimentar la tristeza. Reconocer y aceptar estos sentimientos es el primer paso hacia la sanación. Sanar no tiene una duración fija y varía de una persona a otra. No te apresures a superar el dolor; permítete el tiempo necesario para recorrer este camino a tu propio ritmo.
Si sientes que es necesario, no dudes en buscar apoyo. No tienes por qué atravesar este difícil momento solo/a. Busca el apoyo de amigos, familiares o incluso considera hablar con un terapeuta que pueda ofrecerte consuelo y orientación durante este período desafiante. Compartir tus sentimientos con personas de confianza puede ayudar a aliviar la carga emocional y proporcionarte perspectivas valiosas. A menudo, sentirnos escuchados y respaldados en momentos de incertidumbre puede marcar la diferencia en nuestra capacidad para enfrentar y superar los desafíos del divorcio.
Durante el proceso, es importante cuidar de ti mismo física, emocional y mentalmente. Dedica tiempo a actividades que te brinden placer y alivio, como practicar ejercicio, meditar, escribir en un diario o disfrutar de hobbies. Prioriza tu bienestar y trata de mantener una rutina saludable.

Suena complicado de hacer, pero aprovecha este momento de introspección para reflexionar sobre la relación pasada y extraer lecciones valiosas de la experiencia. Abraza tus fortalezas y debilidades, y considera cómo puedes crecer a partir de esta vivencia. Aprender de tus errores te ayudará a construir relaciones más saludables en el futuro. Aunque el presente pueda parecer oscuro, recuerda que el dolor eventualmente disminuirá y dará paso a la esperanza y la renovación. Visualiza un futuro lleno de posibilidades y oportunidades para el crecimiento personal. Mantén la fe en ti mismo, en un poder superior, y en tu capacidad para superar este desafío. Si yo pude, tu también puedes.
Un divorcio no te define. Es sólo un capítulo más de tu vida.
Permítete sentir y sanar, busca el apoyo de tus seres queridos y cuida de ti mismo durante este proceso. Con el tiempo, encontrarás la fuerza para superar este obstáculo y construir una vida llena de amor, felicidad y nuevas experiencias.
Con Carino,
Yann
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